EL FUERTE DE SAN CRSTÓBAL
El fuerte se construyó durante la guerra con Portugal (guerra de Restauração, Aclamação, Secesión o de la Independencia de Portugal, 1640-1668). Las obras comenzaron en mayo de 1641 y se construyó rodeando la ermita de San Cristóbal que en ese momento se levantaba en el cerro.
Con motivo de la Guerra del Independencia Española 1808-1814, las fortificaciones de la orilla derecha (cabeza de Puente y San Cristóbal) resultaban vitales para asegurar las comunicaciones con Portugal. No obstante cuando los franceses atacaron Badajoz (26 de enero de 1811) el fuerte no había experimentado mejoras significativas y los franceses tras un duro sitio consiguieron forzar la capitulación de Badajoz el 10 de marzo de 1811.
Los franceses se aplicaron en la reconstrucción y refuerzo del fuerte y sus alrededores y por ello construyeron una luneta frente al fuerte (luneta Verlè).
Por otro lado los avances de la moderna artillería redujeron el valor del fuerte y por ello se destinó a centro de detención y corrección de oficiales y suboficiales. La configuración del interior del fuerte data de esta fase cuando las nuevas construcciones que se levantaron no tenían función militar sino que estaban vinculadas a la nueva función del fuerte como centro de detención. No obstante, cuando las circunstancias así lo aconsejaban, San Cristóbal retomó, temporalmente, sus funciones defensivas. Así, en 1873, con motivo de la guerra carlista, volvieron a montarse algunas piezas de artillería.
En marzo de 1973 el Ayuntamiento formalizó la compra del fuerte y el terreno colindante por 800.000 pesetas. El Ayuntamiento proyectó ceder el fuerte al Ministerio de Información y Turismo para construir un Parador Nacional de Turismo pero el 15 de abril de 1977 el Ministerio de Información y Turismo comunicó que no contaba con fondos suficientes para construir el Parador. Desde entonces entró en un proceso de degradación creciente aunque no faltaran las propuestas como la de construir un planetario.
En 2013 el Ayuntamiento acometió su restauración para instalar en él un centro de hostelería y un centro de interpretación. El proyecto ha sido respetuoso con el perímetro exterior del fuerte pero las construcciones interiores han sido monstruosamente deformadas para adaptarlas a los nuevos usos y hoy resultan irreconocibles.