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PLAZA ALTA

El Badajoz islámico se organizaba en dos espacios bien diferenciados: la alcazaba y la medina. Entre el caserío de la medina y la muralla de la Alcazaba se extendía una amplia zona sin construcciones destinada a facilitar la defensa de la muralla de la Alcazaba, si bien, ese espacio sin construir también se utilizó como zoco o zona de mercado. Las actuales plazas Alta y San José formaban parte de esa franja sin construcciones.

A finales del siglo XIV se construyeron varios inmuebles adosados a la muralla de la Alcazaba (casas particulares como la de Ana de la Rocha, carbonería, cárcel, mirador de la ciudad, Ayuntamiento, etc.) que fueron acotando un espacio antes abierto y definiendo uno de los laterales de lo que serán después las plazas de San José y Alta.

A media que se configuraba la plaza, ésta se convirtió en el espacio público más importante de Badajoz en el que se desarrollaban ferias, mercados, espectáculos, celebraciones (corridas de toros, juegos de cañas, aclamación de los reyes, etc), ejecuciones públicas, etc.

Hasta 1694 las plazas de San José y Alta formaban un solo espacio pero ese año el Ayuntamiento decidió construir el Arco del Peso que separaba la zona alta de la plaza (Plaza Alta) de la zona baja (Plaza de San José) que desde entonces quedaron individualizadas.

A finales del siglo XVII el Ayuntamiento decidió reformar la Plaza Alta derribando la existente y construyendo una nueva de planta rectangular. En el proyecto de la nueva plaza intervinieron varias instituciones (Ayuntamiento, Obispado, Cabildo Eclesiástico, etc) y, aunque el impulsor del proyecto fue el Ayuntamiento, fue el Obispo, Don Juan Marín de Rodezno, quien realizó la mayor parte de la obra que hoy conocemos.

Las obras ejecutadas seguían un esquema que se repetía en el conjunto de la plaza y se componía de arcos de medio punto sobre pilares de mármol, dos plantas con balcones y azotea. Los arcos y pilares de la plaza no son todos iguales pues los pilares de las esquinas son más gruesos que el resto y las azoteas no estaban diseñadas como viviendas sino que se utilizaban, básicamente, como palcos para los espectáculos. En el acabado de la fachada de la plaza destaca la decoración con motivos geométricos en el que se combinan los colores blanco, rojo, gris y negro.

Antiguo Ayuntamiento. A la derecha la Torre Abarlongada o Torre de Los Caballeros, es una obra cristiana que tiene sus mejores paralelos en Oriente.

Torre del AyuntamientoTorre del Ayuntamiento

 La Torre del Ayuntamiento es una torre albarrana prismática y maciza hasta la altura de la azotea. La subida a la azotea  se realiza por una escalinata que parte del adarve. Es similar a la Torre del Rosario (decoración en espiga, maciza hasta la azotea, arco de unión a la muralla, etc), y  por tanto debe formar parte del proyecto de refuerzo general de la Alcazaba anterior a la ampliación Almohade.

La plaza se convirtió en el corazón de la ciudad pero a lo largo del siglo XVIII se inició un proceso de decadencia en el que intervinieron varios factores como el traslado del Ayuntamiento a la plaza de San Juan, la ocupación de viviendas por vecinos cada vez más humildes, la celebración de corridas en otros lugares de la ciudad (plazas de San Andrés y San Francisco), etc. Todo ello conllevó una lenta pero continua decadencia en favor de otros ámbitos como la plaza de San Juan. Pese a todo, la Plaza Alta siguió siendo un espacio fundamental de la ciudad. Así, en 1731, se instaló el Peso de Real en el edifico del Mirador de la ciudad. También se establecerá el Colodrazgo u “oficina” en la que se vigilaba la exactitud de los pesos y medidas y donde se pagaba el derecho para poder vender el vino pues la colodra era medida de líquidos.

El hito más importante del siglo XX fue la construcción del mercado Metálico que ocupó prácticamente todo el espacio de la plaza. Las obras del mercado se extendieron entre 1897 y 1899. En los años setenta, y en el curso de las obras de reparación y reforma de la plaza, el mercado Metálico se desmontó y trasladó al Campus de la Universidad. La degradación de la plaza fue en aumento en el siglo XX. La plaza y sus alrededores se convirtieron en una zona degradada hasta que los trabajos de recuperación realizados a finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI han conseguido restaurar la mayor parte de ella y recuperar las casas del cabildo (Ayuntamiento Viejo), el edificio del Peso y Colodrazgo, etc.