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DIEGO GARCÍA DE PAREDES

 La mayoría de lo que a continuación se relata sobre Diego García de Paredes, está extraído del libro de Manuel Jesús Ruíz Moreno: "Diego García de Paredes 1468-1533. Las campañas del sansón extremeño". Libro cuya lectura recomiendo.

Diego García de Paredes luchando contra los franceses en una cabeza de puente, durante los combates en el río Garellano. Origen de la imagen: periódico ABC. Ilustración de Justo JimenoDiego García de Paredes luchando contra los franceses en una cabeza de puente, durante los combates en el río Garellano. Origen de la imagen: periódico ABC. Ilustración de Justo Jimeno

Su nombre Diego García y su apellido de Paredes, son sinónimo de valentía, fuerza, esfuerzo y valor. Miguel de Cervantes le cita en varios capítulos del Quijote, así en el capítulo XXXII dice: "Y este Diego García de Paredes fue un principal caballero natural de la ciudad de Trujillo, en Extremadura, valentísimo soldado, y de tantas fuerzas naturales que detenía con un dedo una rueda de molino en la mitad de su furia; y puesto con un montante en la entrada de unh puente detuvo a todo un innumerable ejército que no pasase por ella, e hizo otras tales cosas, que si como ellas cuenta y las escribe él de sí mismo con la modestia de un caballero y de cronista propio, las escribiese otro libre y apasionado, pusieran en olvido las de los Héctores, Aquiles y Roldanes".

La mención de Cervantes a cierta rueda de molino se debe a que entre las obligaciones de Diego García por aquellos días se encontraba la de inspeccionar un molino que su familia tenía en Alcollarín, población cacereña. No se sabe a ciencia cierta la razón de la demostración de fuerza que hizo en esa ocasión, quizá una broma al molinero, pero se cuenta que, haciendo uso de su increíble fuerza, "paró la rueda del molino en la mitad de su furia".

En otra ocasión en su juventud, durante sus galanteos nocturnos por Trujillo, arrancó de un tirón la reja que le molestaba mientras sostenía animada conversación con cierta dama. Al hacerse cargo de que por su arrebato podía peligrar la honra de la dama, tuvo la idea de arrancar todas las rejas de la calle para que nadie supiera cuál fue arrancada en primer lugar.

Nació como ya hemos dicho en Trujillo, el 30 de marzo de 1468. Es un error frecuente considerar que sus apellidos son García de Paredes, sin embargo García es parte de su nombre, Diego García, y su apellido de Paredes, adoptado por la familia, antes de apellido Delgadillo, a partir de 1170, cuando fueron a poblar la villa de Paredes de Nava (Palencia) bajo el reinado de Fernando II de León.

Su marcha a Italia

Duelo de Caballeros de Eugène Delacroix. Origen: lavanguardia.comDuelo de Caballeros de Eugène Delacroix. Origen: lavanguardia.com

 

Tras la muerte de su madre, decide ir con su hermano bastardo Álvaro a Roma, alistándose ambos como alabarderos en la guardia del Papa de origen español, Alejandro VI. Participó en el asalto de la fortaleza de Ostia, puerto pontificio en la desembocadura del Tíber, tomado por el corsario Menaldo Guerri que estaba al servicio del rey de Francia. Nuestro personaje destacó en la toma de esa fortaleza, pues fue uno de los especialistas en la escalada que consiguió subir rápidamente a la muralla y junto con sus compañeros, tomar puntos claves de la fortaleza. Tras la toma de Ostia, el Gran Capitán, Don Gonzalo de Córdoba recibió la Rosa de Oro, máxima distinción honorífica que el papado entregaba a los que bien le habían servido.

En abril de 1497 las tropas papales acudieron a la ciudad de Montefiascone que junto con su comarca, se habían rebelado contra el Papa. La ciudad fuertemente amurallada, había de ser tomada por sorpresa, por lo que se lanzó un ataque de distracción muy llamativo sobre un lienzo de la muralla, al mismo tiempo que Diego García de Paredes y sus hombres improvisaban una escalada en el lado opuesto. Consiguieron subir con gran rapidez y sigilo la muralla, y se introdujeron en la ciudad. Una vez dentro, Diego García se dirigió hacia la entrada a la plaza fuerte y con sus propias manos consiguió abrir las puertas para que entrase el ejército papal, que terminó por tomar la ciudad. La hazaña fue tan sonada que se rindieron poco después la villa de Toscaneta y el castillo de San Lorenzo por temor a levantar las iras de Paredes.

En recompensa a sus méritos en esta campaña, se le encargó la guardia y defensa del castillo de Sant'Angelo, donde permaneció un tiempo apartado de las actividades guerreras..

En 1499 volvió al combate contra las tropas del duque de Urbino. En uno de esos encuentros contra el enemigo y estando en unos momentos críticos pues habían caído en una emboscada, García de Paredes para dar ánimo a los suyos gritó !España! !España! que por supuesto alentaron a sus españoles y les llevaron a conseguir la victoria. Como en el ejército papal luchaban soldados de diferentes países: suizos, franceses, españoles e italianos; esos gritos de !España! les resultaron ofensivos y Paredes recibió la crítica de un superior suyo, el capitán Celaro Romano, que llegó a llamarle traidor. Diego García de Paredes para lavar su honor retó a dicho capitán  a duelo. El resultado de dicho duelo le resultó adverso al capitán, pues tran un fuerte golpe de espada, le cortó la cabeza al italiano. Por ello a Diego García de Paredes se le retiró el mando de su compañía y se le encarceló a la espera de castigo. Nuestro protagonista no esperó a que se dictase el castigo, pues consiguió fugarse de su cautiverio y se puso al servicio de su antiguo enemigo, el duque de Urbino que lo recibió con mucho placer poniéndole al mando de una compañía de arcabuceros cuyo capitán bahía muerto en un enfrentamiento reciente. Con Paredes bajo sus órdenes, el duque pronto pudo recuperar sus posesiones perdidas.

Mas tarde se alistó bajo las banderas de Próspero Colonna, jefe de un poderoso linaje aliado de España. Su nuevo señor lo nombró coronel y puso bajo sus órdenes una compañía de caballos y dos de arcabuceros.

El de Trujillo no sólo destacó como militar, sino también como lidiador en desafíos. El 3 de julio de 1500 tuvo un espectacular duelo en Castel Gandolfo con el capitán español Bartolomé Palomino, que había corrido la voz de que Paredes había ganado poca honra con sus enemigos, pues en un encuentro había perdido parte de sus tropas y era más locura que valentía lo que él hacía. Al conocer las habladurías, Diego le retó a duelo. Enfrentados los contendientes, Paredes recibió una cuchillada en el brazo izquierdo, pero se repuso y de un mandoble le cortó el brazo a su oponente, al que derribó con un par de cuchilladas; el combate terminó con la victoria de Paredes.

Este suceso es mencionado por el rey Fernando en un privilegio que le firmó a Diego García en el que se enumeraban sus hazañas y que decía: "peleando cuerpo a cuerpo con un soldado llamado Palomino, valerosamente le venció".

Poco después marchó a incorporarse a la escuadra española que al mando del Gran Capitán y en combinación con venecianos y franceses zarpaba desde Mesina a combatir contra los turcos.

Los turcos habían comenzado a extenderse por el Mediterráneo, conquistando algunas islas y puertos bajo dominio veneciano. Venecia pidió ayuda y tanto el Papa, como el rey francés y nuestros Reyes Católicos se la prestaron. Los RRCC mandaron una expedición bajo el mando de Gonzalo de Córdoba, el Gran Capitán. Una vez junta toda la expedición cristiana y trazado el plan de ataque, se hicieron a la mar. Los turcos al observar el avance de los cristianos, se replegaron hacia Constantinopla, ante lo cual la armada aliada decidió buscar un puerto seguro donde pasar el invierno resguardada de las tormentas, y donde tuviera cabida toda esa numerosa armada. Por ello se optó por dirigirse a la isla de Cefalonia, que había pertenecido a los venecianos hasta hacía pocos años y que contaba con una fortaleza llamada de San Jorge.

El Gran Capitán empezó por intentar una negociación con el enemigo para evitar la batalla, y a tal efecto envió dos emisarios al castillo. El capitán de la guarnición rechazó cualquier tipo de rendición pactada e hizo saber a su rival que resistiría a ultranza el ataque. 

El terreno circundante al castillo era escarpado y pedregoso, y dificultaba el emplazamiento de las piezas de artillería. No obstante, los atacantes pudieron situar algunas de ellas tras un montículo frente a la puerta. Comenzaron las hostilidades la artillería hispano-veneciana, abriendo fuego sobre las murallas, que sin embargo no produjeron el efecto deseado. Entonces entró en acción Pedro Navarro, un hombre que se haría célebre por su uso de las minas militares. Navarro pudo probar una nueva composición de la pólvora para las minas, además del azufre, el cual se introducía ardiendo en las troneras, abrasando a los defensores y provocando que abandonaran las defensas para evitar sus humos venenosos. No consiguió derribar el muro del todo, pero el 24 de noviembre de 1500, al minar con bateles al nivel del mar las rocas sobre las que se asentaban las murallas del castillo, logró derribar un trozo de muro. Por esta brecha se inició el ataque al castillo, defendido bravamente por la guarnición turca.

En uno de los numerosos ataques a la muralla de la fortaleza en el que participaba Diego García de Paredes, fue cogido por unos garfios, llamados "lobos" por los españoles, una especie de caña de pescar gigantesca con la que los defensores atrapaban e izaban hasta el adarve a los enemigos que intentaban escalar la muralla para darles muerte. Al ser izado hasta el adarve o camino de ronda, Diego García, comenzó a repartir tajos y estocadas a los turcos que osaban acercarse a él. Así transcurrieron horas, pues consiguió hacerse fuerte en una parte protegida del camino de ronda. La lucha contra nuestro protagonista se prolongó durante tres días, hasta que el hambre y el cansancio le rindieron. Fue capturado pero se le perdonó la vida en reconocimiento a su bravura y para pedir rescate por él.

Debido a este episodio comenzó  a ser llamado por las tropas "Hércules" o "Sansón", sobrenombre por el que sería conocido para siempre. Preso estuvo hasta el 24 de Diciembre, fecha en que la artillería consiguió abrir brecha en uno de los muros y se produjo el salto. Ese momento fue aprovechado por Diego García de Paredes para librarse de sus cadenas y acabar con sus guardianes, cooperando en la conquista definitiva de la plaza fuerte.

A su regreso a Italia en 1501, volvió a ponerse al servicio de las tropas del Papa, bajo el mando de César Borgia y participando en la conquista de Fosara y Faenza. Terminadas estas campañas, Diego García de Paredes regresó a Roma.

La Guerra de Nápoles junto al Gran Capitán