Del XVIII hasta hoy
El siglo XVIII fue el siglo de los grandes proyectos para fortificar Badajoz. Varios ingenieros propusieron derribar la Alcazaba y transformarla en una ciudadela abaluartada. Ninguno de estos proyectos llegó a ponerse en marcha .Los trabajos en la Alcazaba se limitaron a la construcción algunos polvorines (como el Metido), acondicionar algunas casonas señoriales como cuarteles o la transformación del viejo palacio del obispo en Hospital Militar. En otras ocasiones las obras vinieron impuestas. En efecto, las lluvias de finales de 1762 arruinaron la muralla de la Alcazaba situada al Oeste de la Torre de las Siete Ventanas y el ingeniero Pedro de Bordan presentó un proyecto para reparar la parte arruinada que consistía en una tenaza apoyada en la Torre de las Siete Ventanas (19). José de Gabriel asegura que el cierre de la Brecha de las Aguas se realizó en 1767.
Brecha de las Aguas
La Guerra de la Independencia también dejó un fuerte impacto de la Alcazaba. La mayor parte de las obras las realizaron los franceses tras tomar la ciudad el 10 de marzo de 1811. Los franceses tuvieron que soportar tres sitios. El primero comenzó el 4 de marzo de 1811. En el curso del mismo los franceses levantaron una batería junto a la ermita de Santiago o de las Lágrimas (batería K) para contrarrestar la batería que los aliados habían montado en el Cerro de San Juan (barriada de la UVA). La batería de Santiago existía antes de la llegada de los franceses y estos debieron modificarla y sobre todo reforzar sus parapetos.
Entre los días 14 y 15 los aliados levantaron el sitio pero el 20 de mayo, tras la batalla de la Albuera (16 de mayo de 1811), reaparecieron ante Badajoz para ponerla sitio otra vez. Comenzaba el segundo sitio aliado. En esta ocasión, los aliados batieron en brecha la Alcazaba (zona del Metido) y el Fuerte de San Cristóbal.
Los franceses construyeron un reatrincheramiento detrás de la muralla de la Alcazaba amenazada de brecha (zona del Metido) y proyectaron dos caballeros para hacer frente a las baterías aliadas situadas frente a San Cristóbal. De ellos, solo se terminó el caballero que se situaba entre las ermita de la Consolación y Santiago. El segundo, situado al norte de la ermita del Rosario, no llegó a concluirse.
Las baterías aliadas consiguieron arruinar buena parte de la muralla contigua al Metido (Alcazaba). En efecto la artillería aliada, situada en la Vega de Mérida, destruyó el muro de tapia almohade del Metido pero no llegaron a formar una rampa pues las tierras situadas tras la muralla almohade se mantuvieron compactas formando una barrera que hacia impracticable la brecha.
El 12 y el 13 de junio los aliados cesaron el fuego y poco después levantaban el sitio pero los franceses eran conscientes que más pronto que tarde deberían soportar un nuevo sitio y se aplicaron en las obras de fortificación. En la Alcazaba cerraron la brecha del Metido con un muro de 6 a 14 m de altura (muro de mampostería del Metido). En la construcción de este muro se empleó material procedente de otros edificios arruinados durante el sitio, por esto, aparecen multitud de spolia así como varias balas de cañón empotradas en la cara exterior del muro. En los cordones de los mampuestos y en el revoco interior del muro encontramos varios grafitos en los que aparece el año 1811. Por último, y para dificultar el acceso a este punto, los minadores escarparon la ladera del Cerro de la Muela que se extiende frente al muro del Metido.
Muro del Metido
En el interior de la Alcazaba restablecieron las baterías y construyeron nuevas, además, situaron almacenes de pólvora, municiones y víveres pues la Alcazaba debía convertirse en el último reducto defensivo de la plaza.
El 16 de marzo de 1812 aparecieron las primeras fuerzas aliadas. Era el comienzo del tercer y definitivo sitio aliado. Tras un incesante cañoneo, los británicos consiguieron abrir tres brechas (situadas en los baluartes de la Trinidad, Santa María y la cortina intermedia). Los asaltos a las brechas fueron muy violentos pero finalmente los ingleses lograron entrar en Badajoz por la Alcazaba, el Baluarte de San Vicente y las brechas. El día 7 de abril, a las seis de la mañana, los franceses capitularon. El asalto a la Alcazaba fue dirigido por el general Picton. En un primer momento intentó escalar las murallas por el semibaluarte de San Antonio pero no lo consiguió. Se desplazaron entonces un poco más al norte y consiguieron escalar la muralla situada junto al portillo de la Puerta del Alpéndiz.
Para valorar las obras realizadas por los franceses durante la guerra contamos con el plano de Domingo Luis del Valle y el informe de Manuel Pueyo (24 de agosto de 1812). En el plano de Domingo Luis del Valle podemos observar las tres baterías de la Alcazaba que apuntaban contra el Fuerte de San Cristóbal. Estas baterías deberían destruir el fuerte si caía en poder del enemigo. Las dos baterías más importantes que miran al Fuerte de San Cristóbal se emplazaban a la derecha de las ermitas de la Consolación y Santiago. La tercera se encontraba adosada a cortina colateral derecha de la Torre del Pendón. Las tres baterías fueron construidas por los españoles y después fueron reforzadas por los franceses.
El segundo grupo de baterías se disponía a lo largo del muro Este de la Alcazaba. Estaban destinadas a batir la Vega de Mérida. Domingo Luis del Valle muestra 3 baterías. Una de ellas se emplazaba en el muro del Metido, la segunda tras el portillo de la puerta del Alpéndiz y la tercera en el patio de la puerta del Alpéndiz que estaba terraplenado hasta la altura del adarve.
En la campaña de excavación de julio de 1977, en el corte 1, aparecieron los cadáveres de varios soldados, junto con piezas metálicas de uniformes y balas de cañón que pueden relacionarse con la segunda de estas baterías que además se encontraba frente al muro que escalaron los británicos (20).
Así mismo los franceses habían conformado en el semibaluarte de San Antonio un caballero para una pieza de artillería. A esta batería demos añadir otras tres destinadas a batir el sector de la Trinidad y la Picuriña. Una de ellas se encontraba en el flanco del semibaluarte de San Antonio y otras dos en la prolongación de dicho flanco.
Además de las baterías, Manuel Pueyo destaca la cortadura levantada por los franceses. Dicha cortadura tenía un trazado en zig-zag y ceñía la parte alta de la Alcazaba para proporcionar una segunda línea defensa en caso de asalto. La cortadura de la Alcazaba no fue destruida tras los sitios y es perfectamente visible en algunas fotografías de los años 30 del siglo XX.
Cuartel de San Pedro. Imagen obtenida de la musealización de la Alcazaba.
Las baterías fueron reformadas y mejoradas a lo largo del siglo XIX y las ermitas del Rosario y la Consolación, ya sin culto, fueron utilizadas como cementerio. Los enterramientos en las ermitas comenzaron en 1821. La ermita de la Consolación fue utilizada íntegramente como cementerio mientras que en la ermita del Rosario se reservó su capilla para el culto. En 1833, y con motivo del cólera que azotó la ciudad, los enterramientos pasaron al Cerro de la Luneta pero en 1838 volvió a utilizarse el cementerio de las ermitas. Fue por poco tiempo pues en 1839 se bendijo el nuevo cementerio del Cerro del Viento lo que trajo aparejado el abandono de los anteriores cementerios (21).
Iglesia. Enterramientos
Torreón utilizado para un enterramiento monumental
El siglo XX no empezó con buen pie ya que en 1914 el Comandante de Ingenieros, Casimiro González Izquierdo voló una parte de la muralla para ampliar la Puerta de los Carros que desde entonces quedo reducida a una brecha informe (22).
La voladura también afecto a la Puerta de Yelves pues los escombros que se retiraron para ampliar la Puerta de Carros terminaron sepultándola. Según Matías Lozano, la puerta permaneció enterrada hasta que Jesús Cánovas Pesini la sacó de nuevo a la luz tras excavar la zona en 1939 (23).
No obstante, la Puerta de Yelves que se conserva en la actualidad es una restauración historicista de los años 70 obra de José Menéndez-Pidal (24).
Puerta de Yelves y a la izquierda Puerta de Carros
Las excavaciones de Jesús Cánovas Pesini también fueron básicas para redescubrir la Puerta del Alpéndiz que se había terraplenado completamente para utilizarla como batería artillera. Por su parte Virgilio Viniegra había excavado, en 1932, la Puerta de la Coracha (25).
A lo largo del siglo XX el proceso de degradación de Alcazaba fue en aumento ocupándose buena parte de ella, sobre todo el área de las ermitas, con infraviviendas. No obstante tras las sucesivas obras de restauración y trabajos de ajardinamiento la Alcazaba ha vuelto a ocupar el puesto que le corresponde en el conjunto patrimonial de Badajoz.
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